PELIGRO

Fíjate que llevo tiempo escuchando que los veganos dicen que los delfines pertenecen al océano y no a las albercas de los parques; que tienen comportamientos antinaturales y no sé qué, pero yo los veo muy bien, dando vueltas todo el santo día y jugando al voleibol acuático para los asistentes. Y eso no es lo único, el otro día un vegano me preguntó si comía perros, ¡imagínate!, ni que fuera chino, le dije, aquí comemos manitas de cerdo, costillitas de vaca, huevito con jamón de pavo. Luego, luego se me vino a la mente mi Chiquis. Tan hermosa ella aunque me costó veinte mil pesos, ni la lavadora me salió tan cara. No, ¡y espérate!, ¿sabes que ahora los veganos quieren darle derechos humanos a los animales? Como si las gallinas tuvieran interés en ir a la escuela a aprender matemáticas, bueno, yo tampoco tuve la verdad, pero ese no es el punto. El mundo se está volviendo loco. Todo está patas arriba. Tantos problemas a los que se enfrenta la humanidad, como la recién pandemia que acabamos de pasar porque a un inconsciente se le ocurrió tragar sopa de murciélago o pangolín o no sé qué; o como yo que traigo un dolorazo de garganta que no hallo qué hacer. Me la he pasado tome y tome de esa miel de abeja que dizque les sirve de alimento para el invierno. Ah, pero estos veganos se ponen a pedir bobadas para los animales. Y ahora con el cuento de que a los gansos les meten un tubo hasta la garganta para hacer el dichoso fuagrás, pero los veganos dicen que el problema no es el tubo, sino que usen a los gansos. Yo no estoy de acuerdo con eso que le hacen a los pobres gansos, debe haber una forma más humanitaria, pero finalmente es problema de los franceses. ¡Qué suerte tengo de vivir en México!
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#ViveVegano #DerechosAnimales