Es común escuchar que es imposible para los demás animales tener derechos porque no pueden contraer obligaciones. Incluso existe una incredulidad generalizada acerca de los derechos que podrían tener. ¿Acaso las vacas conseguirán el derecho al voto, los cerdos a tener una licencia de conducir o los pollos a bailar ballet? Antes de lanzarnos a los disparates, vamos a analizar realmente en qué consiste.

Los animales humanos y no humanos somos seres sintientes, es decir, somos capaces de tener experiencias subjetivas. Esta capacidad nos permite tener deseos e intenciones a los que llamamos intereses. Sabemos que hay montones de intereses y que dos personas no queremos las mismas cosas, sin embargo, todos compartimos con los demás animales aquellos que son inalienables y nos ayudan a satisfacer las necesidades para una vida plena: interés en continuar existiendo, interés en no ser sometido o tratado como recurso, interés en evitar el daño físico y mental.

Un derecho es entonces una manera de proteger un interés. Decir que alguien tiene un derecho (sí, los animales son alguien, no algo) significa que el resto tenemos determinada obligación o prohibición hacia él. Por eso personas con discapacidades cognitivas, niños y animales pueden tener derechos. Pongamos de ejemplo: mi interés en seguir viviendo se ampara en mi derecho a la vida y debe ser respetado aún si mi homicidio fuera beneficioso para otros, como sería, por decir, una donación forzada de órganos.

Los adultos con plenas facultades mentales se denominan agentes morales. Ser agente moral quiere decir que somos capaces de razonar, comprender y actuar de acuerdo a la moral, así como asumir la responsabilidad y consecuencias de nuestras acciones. Para que alguien tenga derechos no es en absoluto necesario que él tenga obligaciones, lo que es necesario es que los agentes morales tengamos obligaciones respecto a él.

Derechos morales y legales

Los derechos morales son reconocimientos por los cuales admitimos que los individuos merecen consideración Estos derechos son universales y se derivan de los juicios morales que puedan justificarse racionalmente, es decir, son normas que sirven como razones para llevar a cabo un acto mas no dependen de la legislación para hacerlos efectivos. Por el contrario, los derechos legales son aquellos acordados por la convención social y se materializan en forma de leyes. Una de las razones que nos motivan a introducir nuevos derechos es el cambio de nuestros sentimientos morales de respeto y empatía.

Por ejemplo, el trato de seres humanos como propiedad ha existido desde la antigüedad, pero el comercio transatlántico de esclavos destaca por su duración y magnitud. Durante 400 años, más de 10 millones de africanos fueron vendidos y transportados hasta América como mercancías para servir a los blancos. Todavía en 1857 el Tribunal Supremo de Estados Unidos dictaminaba que los negros eran seres de una categoría inferior y que no poseían ningún derecho digno de ser respetado por los blancos. Cuando la lucha compuesta por una minoría de hombres y mujeres antiesclavistas se fue expandiendo, los esclavos fueron liberados. Años después de la segregación racial, se les reconocieron los derechos de que ahora gozan.

Una forma de oponerse a la esclavitud consistió en divulgar que todos los seres humanos por igual tienen derecho a la libertad a través de discursos persuasivos. Una manera de promover que las mujeres pudieran votar fue proclamar que las mujeres tienen derecho al voto (Mosterín, 2014). En la actualidad, hay una minoría creciente alrededor del mundo cuyas intuiciones morales son incompatibles con la explotación animal y defienden que los animales tienen derecho a no ser usados como recursos; entonces es de esperar que en un futuro resulte aberrante la actual explotación y desprotección legal de los no humanos. Es necesario destacar que los animales no pueden abogar por sus derechos, así que depende completamente de nosotros lograr su liberación.

Derechos animales

Todos los animales (humanos y no humanos) tienen un derecho fundamental y prerrequisito para la adquisición de otros derechos: no ser tratado como propiedad. Cuando alguien es propiedad de una persona, es usado como medio para lograr un fin, por tanto, todos sus intereses estarán supeditados a los intereses de su dueño.

Los animales están desamparados tanto moral como legalmente. Aunque algunas entidades federativas de México reemplazaron su estatus de bienes muebles semovientes por el de seres sintientes, de fondo siguen siendo considerados cosas con valor instrumental y son objetos de transacciones comerciales. Decir que los demás animales tienen derecho a no ser tratados como propiedad significa que su interés en ser libres y no ser usados como un medio debe respetarse aún si violar ese interés nos proporciona beneficios.

A diferencia de lo que suele creerse, los Derechos Animales son derechos morales. Hay quienes promueven campañas enfocadas en el bienestar que propugnan nuevas leyes para regular la explotación a la vez que intentan reducir el sufrimiento y los actos de crueldad hacia las víctimas, pero este tipo de reformas no protegen los intereses inalienables de los animales, sino los intereses morales y económicos de los humanos. La idea de los Derechos Animales implica que los intereses más básicos de un individuo no pueden sacrificarse por el bien mayor de los demás.

El veganismo es el principio ético que defiende la consecución práctica de los Derechos Animales, cuyo objetivo es abolir la esclavitud y la explotación animal como institución para lograr la liberación absoluta de todos los seres. El veganismo no busca tratar a los demás animales como si fueran humanos, sino dejar de usarlos como si fueran objetos: reconoce nuestro deber moral de respetarlos.